Esta situación es muy típica: compras unos filetes de carnes rojas o pescados y usas algunas para comer. Luego, guardas lo que te sobra y si no piensas comerlo en los próximos días, lo congelas.
Si la llevas de esta forma a la nevera, sin ninguna medida de protección, lo más seguro es que se generen unos cristales de hielo al instante.
Esto puede provocar que tu carne se ponga de un color marrón oscuro y que cambie completamente su sabor. Por tanto, te compartimos algunos consejos y ‘tips’ que te pueden ayudar a evitar que la comida se queme en el congelador.
¿Cómo evitar que la comida se queme en el congelador?
Hazlo progresivamente:
Lo ideal es que tu carne sufra lo menos posible cambios drásticos de temperatura. Así que hazlo poco a poco. Primero, lleva las sobras de carne al refrigerador, déjala por unas horas y luego ya lo puedes llevar al congelador.
Guarda al vacío:
Cuando lo vayas a meter al congelador, debes guardar la carne en plástico film para comida y luego métela en una bolsa que tenga cierre hermético con la cantidad mínima de aire. Preferiblemente, expúlsalo todo
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Fíjate que todo esté seco:
Lo que más afecta a las carnes en el congelador son los cristales de hielo, que provienen por supuesto del agua. Por lo tanto, si secas tu carne antes de congelarla, evitarás que aparezca y que pierda las propiedades organolépticas.
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Utiliza aluminio:
El aluminio es un buen elemento para estos casos. Lo ideal es que utilices dos capas de papel aluminio para cubrir la carne. También procura cubrir todo con firmeza para que los filetes estén los más comprimidos posible.
Los cristales de hielo se forman entre los tejidos de la carne, así que con el aluminio podrás evitarlo.
Ubica bien los alimentos:
La idea es que el aire dentro del congelador corra de manera fluida. Cuando amontonamos todo, lo que logramos es que el aire frío dé contra la superficie de solo algunos alimentos y así se acelera su congelación.
¿Qué puedo hacer si ya se quemó la carne?
En caso de que la carne se haya quemado por el frío, la opción es que la descongeles y prepares una receta frita, como patés y cremas. Por ejemplo, el atún sirve perfectamente para hacer un ‘dip’ cremoso que puedes servir para picar.