Diferencias entre el agua fría y caliente después del entrenamiento

Te resolvemos la duda sobre cuál de las dos temperaturas es mejor para ducharse luego de hacer ejercicio.

Te contamos cuál es la mejor opción para ducharse después del entrenamiento. Crédito: Pixabay

Luego de pasar varias horas entrenando en el gimnasio o al aire libre es posible que te preguntes: «¿debería bañarme con ducha fría o caliente?» Como has notado, los deportistas de alto rendimiento, por ejemplo, se sumergen en tinas de hielo después de un entrenamiento. Mientras que existen personas que defienden el agua caliente a toda costa. 

Pero, entonces, ¿cuál es la mejor opción? La verdad es que no existe una verdad absoluta sobre estas dos opciones. Ambas son muy beneficiosas para tu cuerpo. Aquí un breve repaso.

¿Qué pasa con la ducha fría?

Algunos deportistas profesionales optan por una ducha de agua fría, luego de un entrenamiento intenso, porque les ayuda a recuperarse y alivia los dolores musculares. 

De acuerdo con algunas teorías es que el ejercicio físico altamente intenso causa ciertos microtraumas, es decir, causa algunas pequeñas roturas en los músculos. Estos daños son las que, a su vez, fortalecen los músculos. 

La ducha fría produce un efecto reparador llamado vasoconstricción. Bajar la temperatura general del cuerpo, hace que los vasos sanguíneos se contraen y reducen el flujo de la sangre. 

Además, la ducha fría es muy efectiva para reducir la inflamación de músculos, tendones y articulaciones. 

Te contamos cuál es la mejor opción para ducharse después del entrenamiento. Crédito: Pixabay

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La recomendación es pasar poco a poco a una ducha templada

Luego de una excelente ducha fría, la recomendación es pasar poco a poco a una agua más caliente, puesto que esta temperatura también tiene sus ventajas. 

Cuando entramos en una ducha caliente, ocurre el efecto contrario de la fría: la vasodilatación. En este proceso los vasos sanguíneos se dilatan y se estimula la circulación. 

Esto es muy importante para la reparación celular de los músculos y la erradicación de subproductos como el ácido láctico y otros desechos, después del entrenamiento. 

Por lo tanto, la ducha caliente puede mejorar la movilidad y evita que el frío afecte los músculos y las articulaciones. 

Siempre es importante que el cambio de temperatura sea gradual y no se pase de un extremo a otro.

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