Cultivar lechuga en tierra y en agua: dos maneras de hacer crecer esta verdura en casa que te van a encantar

Desde servir como base perfecta para balanceadas y ricas ensaladas hasta para remedios caseros, la lechuga sirve para muchísimas más cosas de las que te podrías imaginar. 

Cultivar lechuga en tierra y en agua: dos maneras de hacer crecer esta verdura en casa que te van a encantar. Crédito: Unsplash

En el mundo de la cocina, muchas veces un solo alimento puede servir para más de una cosa y precisamente ese es el caso de esta hortaliza tan reconocida y útil en el universo culinario: la lechuga. 

Desde servir como base perfecta para balanceadas y ricas ensaladas hasta para remedios caseros, la lechuga sirve para muchísimas más cosas de las que te podrías imaginar. 

De hecho, lo mejor de todo esto es que no siempre tienes que salir a comprarlas, pues también tienes la opción de cultivarlas directamente en agua o en tierra desde tu casa. 

¿Cómo cultivar lechugas en agua?

Para aprender este método tan útil, necesitas únicamente cuatro elementos importantes:

  1. Una lechuga fresca
  2. Un recipiente de cristal
  3. Unas tijeras que estén esterilizadas
  4. Agua purificada. Es importante que te asegures de que no tenga cloro. 

Luego de tener listos estos elementos, ya estás preparado para comenzar tu cultivo en agua. Lo primero que debes hacer es deshojar la lechuga hasta que llegues a su tallo, luego procede a cortarlo de un tamaño de 5 cm de largo. 

Al tenerlo listo, colócalo en el recipiente de cristal y vierte un poco de agua dentro de él. Cuando termines, pon el mismo recipiente donde le pegue luz solar directa y asegúrate de reemplazar el agua de forma diaria.

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¿Cómo cultivar la lechuga en tierra?

En caso de que prefieras optar por este método, los elementos que debes tener son una maceta que sea grande y profunda, dos cabezas de lechuga, agua y tierra negra. 

Luego, lo primero que tienes que hacer es verter la tierra en el recipiente sin rebasar la mitad de su altura. Acomoda las cabezas de tus lechugas hasta que queden un poco profundas y separadas entre ellas. 

Debes regar de forma abundante y además, mover tu maceta a un sitio no tan caluroso. 

Con este método puedes tardarte un poco más en ver resultados, pero en tres meses ya tendrás tus primeras lechugas listas para tu consumo.

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