Adrian Klimek, el polaco que se enamoró de Colombia y ahora vende su comida típica en Bogotá

La historia de Klimek está cargada tanto de aventura como de riesgos.

Comida polaca. Crédito: Wikimedia Commons

El lema de ‘el riesgo es que quieras quedarte’ se ha convertido en una máxima para muchos de los extranjeros que pisan Colombia, quienes sin ánimos de asentarse en el país terminan haciéndolo, al no poder resistirse a sus encantos. Ejemplo de esto es Adrian Klimek, un cocinero polaco que decidió quedarse para regalarle a los colombianos un poco de la gastronomía de su país, en especial los populares ‘zapiekanka’.

La historia de Klimek está cargada tanto de aventura como de riesgos, ya que desde que era joven soñó con conocer el mundo entero cuando alcanzara los 30 años, meta que se adelantó cuando apenas tenía 23.

Sin embargo, su tránsito por Colombia comenzó en enero del año pasado y si bien sabía que quería estar unos 3 o 6 meses en el país, nunca se imaginó que terminaría preparando comida típica polaca en Bogotá.

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¿Cómo surgió la idea?

Antes de llegar a Suramérica, estuvo en Asia en países como Tailandia y Vietnam trabajando como profesor de inglés y haciendo algunos voluntariados. Pero en su cabeza nunca estuvo volver a Europa hasta que estando en Colombia se vio ajustado de presupuesto y tuvo que reinventarse, es ahí cuando nace su iniciativa ‘Siete Hijas’ en el occidente de Bogotá. El cocinero dijo al diario El Tiempo de Colombia:

“Esto es como pizza polaca, pero más rico que la pizza. El ‘zapiekanki’ es como la arepa, todos lo hacen en Polonia”.

Junto a su novia, María Paula Jiménez, este polaco se lanzó a la calle a vender los populares ‘Zapiekanka’, aunque solo le quedaban 15.000 pesos en su bolsillo. Esta receta típica de Polonia consiste en un baguette picado por la mitad, cubierto en la parte superior con champiñones, jamón, queso, vegetales y a juzgar por el éxito de ‘Siete Hijas’, los comensales colombianos están más que enamorados.

Sueña con crear un restaurante más grande

Los sueños de Klimek han evolucionado con los años, y si bien su negocio ha crecido considerablemente, hasta tener dos puntos de venta. Su meta es poder crear un restaurante más grande, donde pueda llevar a más personas elementos de su cultura así como otras recetas típicas. 

No solo los colombianos se han sentido halagados con el gusto culinario de Klimek, también lo han hecho los más de 2.000 polacos que viven en el país. Aunque no todos se dedican a la gastronomía pero sí llevan su cultura a través de las artes y la enseñanza. 

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